Cada día MÁS mujeres prefieren especialidades técnicas tradicionalmente masculinas

30 Marzo 2021

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Así lo afirman tres profesoras de la RED de colegios de la Fundación Irarrázaval que se desempeñan en las especialidades técnicas de Electrónica, Telecomunicaciones y Construcción. Revelan que cada año aumenta la presencia femenina, sin embargo, las brechas de género continúan. “Aún queda por avanzar”, concluyen.

Desde el año 2001, Brenda Vargas, Ingeniera de Ejecución en Electrónica de la Universidad de la Frontera, imparte la especialidad de Electrónica en el Colegio Salesiano Padre José Fernández Pérez, en Puerto Montt. A pesar de ser una de las pocas mujeres que trabaja en ese rubro, como ella comenta, nunca se ha sentido discriminada: “siempre me he sentido valorada y respetada en mi labor de docente, tanto por mis pares como por mis estudiantes”.

Para Marlene Chandia, Ingeniera de Ejecución en Informática y Analista Programador de Duoc UC, y docente de la especialidad de Telecomunicaciones en el Colegio Eliodoro Matte Ossa, de San Bernardo, también ha sido una buena experiencia: “Afortunadamente he compartido con muchas personas que me han apoyado en este proceso. Cuando estaba en empresas del área, sin duda han pasado anécdotas como estar en una reunión donde soy la única mujer o que en algunos casos estén esperando que llegue el encargado y me ha tocado decir ‘ehh mm soy yo’”.

Claudia Ceverino, Constructor Civil de la UACH y profesora de la especialidad de Construcción en el Liceo Bicentenario Industrial Ingeniero Ricardo Fenner Ruedi, de La Unión, comparte la misma apreciación: “Mi experiencia, ha sido muy buena; en mi área trabajo solo con hombres y somos un grupo bastante unido y prima el respeto”, incluso, luego de dos años de haber ingresado al Liceo, asumió la jefatura de la especialidad.

BRECHAS, ¿EXISTEN?

Brenda y Marlene son enfáticas en señalar que las brechas aún existen, sobre todo en el mundo laboral. “He visto muchas alumnas egresar de electrónica y pese a su buen rendimiento en el trabajo, no asumen cargos de responsabilidad”, cuenta Brenda y agrega: “por otra parte aún quedan empresas que a la hora de recibir alumnos en prácticas piden que sean sólo varones”.

Por su parte, Marlene añade: “Brecha de género existe, si miramos las cifras de empleo de las mujeres en este rubro, somos pocas, pero se está rompiendo esa valla”. De hecho, destaca la existencia de una empresa de soporte donde solo contratan mujeres: “las encuentran responsables y más detallistas. Creo que de a poco se están dando más oportunidades. Sin duda falta, pero este camino lo recorremos lento pero seguro”.

Según comenta Brenda, uno de los objetivos que el director del establecimiento buscaba al contratarla fue motivar a las alumnas a atreverse: “no sé si lo haya logrado, pero hoy en día al menos en mi especialidad hay más alumnas y también más de ellas continúan estudios superiores en el área”, afirma.

En la práctica, en el Colegio Salesianos de Puerto Montt, aproximadamente el 30% son mujeres, siendo Electrónica una de las especialidades que recibe más mujeres. En el caso del establecimiento de San Bernardo, el porcentaje alcanza el 20%, donde cada año se suma una o dos alumnas más, y en el Liceo Bicentenario Industrial Ingeniero Ricardo Fenner Ruedi, ha variado entre 5% a 7%, pero este año las mujeres ocupan el 22%.

ESPACIOS IGUALES PARA ELLAS Y ELLOS

“En el colegio los espacios de trabajo están destinados para todos los estudiantes, sin distinción de género, al igual que las exigencias”, afirma Brenda, quien también explica que, en el mundo laboral, desde el momento en que las empresas reciben mujeres, es porque tienen los espacios adecuados para ellas.

Marlene comenta que en el colegio no ve diferencias, pero sí le ha tocado verlas en empresas, donde no siempre hay separación de camarines, por ejemplo.

 CAMINO POR RECORRER

“Creo que, pese a que la brecha de género se ha ido estrechando, de a poco, en el área, aún falta mucho por hacer”, afirma Brenda, y agrega: “si las empresas abrieran sus espacios profesionales a las mujeres, confiando en su potencial, esto generaría mayor confianza a la hora de elegir una especialidad industrial, confiando en que los espacios de trabajo se darían con igual facilidad sin importar el género”.

“Falta que más personas se atrevan a dar la oportunidad y que las chicas tengan confianza en sus conocimientos. Vamos de a poco, quizás en un tiempo más, esto realmente deje de ser un tema. Mientras tanto, es nuestra labor encantar a las chicas a que ingresen a este mundo y se queden, a pesar de las dificultades, el qué dirán o los prejuicios. ¡Chicas, nosotras podemos!”, concluye Marlene.

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