Estudio revela que alumnos de escuelas católicas presentan mayor autodisciplina y control

11 Enero 2022

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El Instituto Thomas B Fordham realizó un estudio sobre las características de los alumnos de escuelas católicas, destacándose mayor autodisciplina y control. Sobre estas conclusiones conversamos con una directora, un profesor y dos representantes de fundaciones católicas.

Dentro de las enseñanzas de los colegios católicos están los conceptos de libertad, felicidad y la objetividad moral, eso junto al respeto propio, del prójimo y de todo lo que los rodea. Así lo señala el estudio realizado por el Instituto Thomas B Forham sobre Autodisciplina y Colegios Católicos. El estudio afirma que estos establecimientos tienen un rasgo muy importante: incluyen a los padres en todos los pasos de la educación de cada uno de sus hijos, esta alianza infunde en los niños los valores de la responsabilidad, compasión y empatía. Todos estos ingredientes son los que han llevado a calificar a los alumnos de colegios católicos como “alumnos que desarrollan un mayor autocontrol y autodisciplina”.

“En el caso de la RED Irarrázaval donde todos los colegios que la conforman son católicos, o poseen un sello formativo cristiano, se evidencia ese factor diferenciador en la formación de los estudiantes”, revela Aníbal Vial, Gerente General de la Fundación Irarrázaval.

Ida Sepúlveda, rectora del Colegio Salesianos de Concepción, perteneciente a la RED Irarrázaval, comenta que, “me llama la atención positivamente que tanto la disciplina como el autocontrol sean, de algún modo, una consecuencia en los estudiantes de la propuesta educativa en un centro católico. Es posible que los valores institucionales vividos de manera continua y perseverante logren impregnar el ambiente educativo generando impacto positivo en las conductas de los estudiantes”.

Por otra parte, Manuel Arce, profesor del Colegio Técnico Nocedal, ubicado en la Pintana, señala que “en los colegios católicos como el nuestro, parte fundamental de la enseñanza tiene que ver con una columna vertebral en que se trabajan los valores, pero no específicamente en una asignatura si no que todos los profesores en todas las asignaturas los trabajan de manera transversal, los transmiten en una misma frecuencia y el discurso es muy similar y la base de esa entrega tiene que ver con saber escuchar, esperar su turno para opinar y una serie de actitudes que generan el hábito de mantener un control permanente dentro y fuera de la sala de clases”.

Tanto para Ida como para Manuel, el factor común es la forma en que se enseñan y se aplican en la vida diaria cada uno de los valores cristianos. “El sentido de trascendencia que se les inculca a los alumnos, les permite entender y asimilar de mejor manera la importancia que tiene la formación valórica para la vida”, explica Manuel Arce.

Por su parte, Ida Sepúlveda explica que “la integración armónica de las dimensiones formativas, (religiosas, culturales, artísticas, deportivas, morales, etc.) genera un clima holístico propicio para potenciar todas las dimensiones en el desarrollo de los estudiantes”. 

El estudio destaca aspectos positivos de un colegio católico, en su forma de educar y en inculcar virtudes que llevan a la persona a una plenitud. En un establecimiento de esas características son primordiales la educación de valores trascendentales en las actividades diarias que van más allá de lo académico. Por otra parte, un colegio laico tiene un proyecto educativo que hace que los alumnos destaquen en otras dimensiones.

“En un buen colegio católico todo el proyecto educativo debiera estar teñido del espíritu cristiano. Cada materia y formación debiera ser vista con un espíritu trascendente. Muchas veces se destaca a un alumno sin buenas calificaciones que es muy esforzado, porque no todo se mide por el resultado. Un colegio laico se preocupa de la calidad académica y de formar a hombres íntegros abordando y cultivando los valores necesarios para formar a un buen hombre o mujer, pero que no son trascendentes. Con esto no estoy afirmando que el colegio laico sea una mala opción. De hecho, el colegio se debe elegir de acuerdo con los valores y creencias de la familia y en gran parte la formación está en manos de los padres y en mostrar dicha coherencia”, explica María de los Ángeles Errázuriz, directora ejecutiva de Voces Católicas.

Juan Antonio Álvarez, director ejecutivo de Fundación Trabún, cuenta que, “me hace sentido el resultado, porque en los colegios católicos se educa pensando en un desarrollo integral de la persona no solo académico, eso ayuda a generar más autodisciplina”. Junto con eso, cree que la familia cumple un rol importante en todo esto, ya que, al estar tan involucrada le genera un sentimiento de pertenencia más grande al alumno, porque ve en su hogar lo mismo que en su establecimiento educacional. 

Por último, Juan Antonio concluye que, “la formación religiosa y en la fe da más sentido a actitudes y características positivas de la personalidad que se pueden imprimir con más fuerza que solo con una explicación humana”.

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