El desafío de la práctica para los colegios técnicos- profesionales en tiempos de pandemia

02 Febrero 2021

Kits prácticos y adecuación de horas de práctica fueron algunas de las soluciones que establecimientos de la RED de la Fundación Irarrázaval han implementado para las clases de los alumnos, de especialidades técnico-profesionales, durante la pandemia.

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Los más de 700 liceos técnico-profesionales del país cerraron sus puertas en marzo 2020 y solo mantuvieron clases a distancia. Un alumno de cuarto medio, que cursa una especialidad técnica, dedica gran parte de su tiempo a clases prácticas, una situación que, en muchos casos, se hizo inviable.

Por otro lado, conseguir una práctica profesional para los alumnos también presentó otra complicación ya que la pandemia hizo que muchas empresas no tomaran alumnos en práctica, o fuera difícil para ellas entregar las medidas de seguridad necesarias, sobre todo en especialidades donde el trabajo presencial es imprescindible.

El Colegio Polivalente San Luis Beltrán de Pudahuel ofrece la especialidad de Telecomunicaciones, con 74 estudiantes entre tercero y cuarto medio. Magaly Rivas, coordinadora de especialidades del establecimiento, comenta que la educación a distancia, desde el área técnico profesional, fue todo un desafío ya que los estudiantes esperan las instancias de laboratorio para poder ejecutar toda la teoría aprendida.

El colegio comenzó en marzo con clases online, a través de Zoom y Meet, entregando un kit de trabajo a los alumnos. “Podían realizar trabajos de cableados, instalación de Router, armado y desarmado de PC y electricidad y así poner en práctica los conocimientos teóricos que estaban recibiendo en la educación online. Los estudiantes realizaban el trabajo práctico en sus hogares grabándose y enviado videos a los profesores para su retroalimentación”, cuenta Magaly.

La Escuela Familiar Agrícola Valle del Elqui, ubicada a unos 20 kilómetros al este de La Serena, imparte la especialidad Agropecuaria, entregando educación, principalmente, a hijos de pequeños agricultores y crianceros de ganado caprino de la zona. La necesidad práctica de la educación técnico profesional también se pudo realizar gracias a la entrega de material, como señala Cecilia Díaz, directora de la Escuela: “Se dio importancia al Taller de Hidroponía, el cual fue implementado con módulos a pequeña escala, los cuales fueron trasladados por docentes de la especialidad a los hogares de los estudiantes”. Sin embargo, Cecilia cree que los conocimientos adquiridos no alcanzaron el 100%: “Si bien los aprendizajes fueron priorizados, creo que no fueron logrados en su totalidad por el tiempo, la brecha tecnológica y el estado emocional que generó la situación actual”.

La práctica profesional y la retroalimentación que se recibe de las empresas es fundamental para la formación de los alumnos por lo que ha sido imprescindible conseguir lugares de práctica. “Éste ha sido un desafío muy grande. Las empresas no están recibiendo estudiantes para hacer práctica por teletrabajo, tenemos prácticas solo presenciales y varias empresas no recibieron practicantes, por varios motivos, como presupuesto o priorización de trabajadores de la empresa”, cuenta Magaly Rivas, del Colegio de Polivalente San Luis Beltrán. La coordinadora de especialidades agrega: “Estamos, constantemente, buscando práctica para todos, pero es muy complejo sin la ayuda de las empresas y estamos, constantemente, en búsqueda de empresas colaboradoras”.

El perfil del egresado de educación TP exige una práctica profesional, por lo que hubo que hacer adecuaciones para poder hacer posible esta tarea. En el colegio de Pudahuel tuvieron que adecuar las horas: “Nosotros contamos, en la actualidad, con 13 estudiantes que ya están realizando su práctica. Realizamos la adecuación a 300 horas de práctica, considerando que, en un año normal, contamos con 480 horas”, comenta Magaly.

Una solución similar fue implementada por la Escuela del Elqui, donde se pudo realizar la práctica profesional, pero se adecuó de 450 a 180 horas, lo que representó un problema al momento de conseguir empresas donde realizar la práctica. “El mayor desafío fue que las empresas no comprendían la baja en cantidad de horas asignadas y no era de su conveniencia, por costos de remuneración, al estar en temporada productiva, además de la seguridad de los practicantes en el contexto actual”, señala Cecilia Díaz. Sin duda un desafío que sigue presente este 2021.

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