2020: Cambio, Adaptación y Aprendizaje

14 Diciembre 2020

ColegioDonBoscodeArica3.jpg

Conversamos con cinco rectores y directores de establecimientos pertenecientes a la RED de la Fundación Irarrázaval sobre cómo ha sido la experiencia este año; cuáles han sido sus principales dificultades; y, también, sus mayores aprendizajes. Un año para adaptarse a los cambios, un año de ser flexible y un año que, sin duda, ha dejado muchas conclusiones. Sus respuestas aquí.

La gran pregunta, ¿cómo ha sido la experiencia en su establecimiento este 2020? tuvo diferentes reacciones: para Leonard García Pacheco, rector del Colegio Salesiano Padre José Fernández Pérez, en Puerto Montt ha sido el año “con las tres D: diferente, diverso y desafiante”, y agrega: “Primero tratamos de hacer un buen diagnóstico, ver cómo conectar a los alumnos, cómo vincular a las familias y profesores. Entregamos muchos equipos a profesores y familias, capacitamos a las familias. Nos adaptamos al currículum, al teletrabajo. Tratamos de seguir siendo colegio, de seguir siendo comunidad. Ha sido un 2020 muy intenso”.

“Ha sido un año complicado para todos”, afirma Enriqueta Eugenia Villalobos Castillo rectora de la Escuela Industrial Salesiana San Ramón de La Serena y añade: “somos un colegio TP, por lo que ha sido complicado por el tema de las especialidades. Ha sido difícil, tenemos un grupo de alumnos sin acceso, y aunque se les proveyó de tecnología y se les entregó, hay un tema de no tener acceso, de estar sin señal”.

Gricell Salinas, directora del Colegio Tecnológico Don Bosco de Arica, agrega: “La temática fue compleja, tuvimos que adecuarnos a lo remoto e implementar una plataforma rápidamente. Recién en mayo implementamos Classroom y fue una capacitación para profesores, apoderados y alumnos. Tenemos entre un 80 y 90% de vulnerabilidad y no todos tienen aparatos tecnológicos. También fue un año donde tratamos de implementar el apoyo y la contención de los alumnos y profesores”.

Juan Guillermo Campos Espinoza, director del Complejo Educacional Pablo Sexto de Pucón, señala: “Me parece difícil establecer una respuesta única, pues el proceso de pandemia que nos ha correspondido vivenciar nos ha afectado de manera distinta, dependiendo del espacio geográfico que habitamos, urbano o rural, sector poblacional, fase en la que se encuentra el espacio que habito, grupo etario y otros. No obstante, pudiera decir que luego del espasmo colectivo que vivimos en marzo y abril, desde mediados de mayo pudimos empezar a recuperar y tomar un ritmo con sentido de continuidad, de rearticularnos como organización y como sujetos parte de la misma”.

Para Manuel Betancourtt, rector de la Escuela de la Industria Gráfica, San Miguel, la experiencia de educar a distancia también la reconoce como compleja: “ha implicado enfrentar procesos de aprendizaje a los que no estábamos preparados, desafíos permanentes de seguimiento de procesos educativos complejos, la tarea de compatibilizar familia, trabajo, autocuidado y resultados. Ciertamente, nada fácil”.

Betancourtt añade que “como escuela, nos hemos visto enfrentados con nuestras propias precariedades y debilidades respecto a los medios tecnológicos, en un primer momento, para contactar a todos nuestros estudiantes y, luego, para generar procesos de aprendizajes significativos. En muy poco tiempo, nos vimos en la obligación de levantar plataformas web que nos permitieran prestar el acompañamiento debido. En medio de ensayo y error, logramos dar con plataformas y métodos de trabajo más eficaces y acordes a la realidad de nuestro alumnado”.

MAYORES DIFICULTADES: CONEXIÓN, CONTACTO Y DESERCIÓN

Leonard García, rector del Colegio Salesiano Padre José Fernández Pérez, señala que la gran dificultad fue “enfrentar la incertidumbre para los chiquillos, familias y jóvenes. El saltarse etapas. Somos una comunidad de mucho contacto, de encuentros, trabajamos mucho eso, pero ha sido difícil. Luchas contra la incertidumbre”.

“Ya instalada la forma y los medios para generar procesos de aprendizaje, nos fuimos encontrando con la necesidad de profundizar en el apoyo socioemocional a los estudiantes más afectados. Fue de esta forma como los docentes, paradocentes y las psicólogas del colegio aunaron fuerzas para llamar, detectar, generar protocolos de actuación y acompañamiento para que todos los jóvenes contaran con lo necesario para lograr vincularse con la escuela y ser acompañados a distancia. Para enfrentar un proceso para el cual tampoco estaban preparados y que, en muchos casos, no contaban con los medios para vincularse en igualdad de condiciones”, cuenta Manuel Betancourtt, de la Escuela Industrial Gráfica de San Miguel.

Gricell Salinas, directora del Colegio tecnológico Don Bosco de Arica, explica que para sus alumnos de especialidades TP fue difícil encontrarle sentido al sistema online, lo que fue una gran dificultad y debieron hacer lo posible para evitar el abandono de clases. “En mecánica implementamos un software específico, y con éste los alumnos pudieron continuar virtualmente y así no hubo mucha deserción escolar. Ellos mismos pudieron aplicar técnicas con sus vecinos y familiares, y así encontrarle sentido al aprendizaje de este año. Armamos también un comité de deserción escolar”, afirma.

NUEVOS APRENDIZAJES: SALTO TECNOLÓGICO, AUTONOMÍA Y FLEXIBILIDAD

“Sí o sí tuvimos que aprender a utilizar las herramientas tecnológicas y lo tuvimos que hacer rápido, porque tenía que ser ahora”, afirma Enriqueta, rectora de la Escuela Industrial Salesiana San Ramón.

Para Juan Guillermo Campos, los aprendizajes fueron: “Para estudiantes: la necesidad de estudiar de manera más autónoma; docentes: rediseño profundo de lo planificado, incorporación obligada de las tecnologías de la comunicación; directivos: aumentar la flexibilidad, rediseño profundo de lo planificado, incorporación obligada de las tecnologías de la comunicación”.

“La resiliencia, ha sido una dinámica fuerte. Hemos aprendido a valorar lo que teníamos, y además a adecuarnos a lo que tenemos en la casa y poder desarrollar ambas acciones, en la casa y como profesores. Y a adaptarnos en lo tecnológico, a capacitarnos para poder aprender. Aprendimos a pedir ayuda, a cuidarnos. También aprendimos de otros roles, a cuidar a nuestros propios hijos, y los apoderados a ser profesores”, señala Gricell Salinas.

Leonard García, agrega: “Hemos aprendido que no existen los NO, los no puedo. Ha sido un año de desafíos. Como colegio bicentenario, con desafíos pedagógicos, pero se puede hacer cosas, jugar con lo que se tiene más que con lo que falta. Aprender a ser flexibles y que no hay un solo camino para enfrentar la contingencia”.

Para Manuel Betancourtt, el principal aprendizaje estuvo asociado a lograr apoyar a los alumnos: “El Departamento de Orientación inicio una recopilación preliminar en torno a las necesidades básicas de alimentación. Luego, esta información se contrastó con lo detectado por los docentes y, de esta forma, se inició una campaña de alimentación para las familias más afectadas por la contingencia sanitaria. La Fundación Irarrázaval y Asimpres (Asociación de Industriales Gráficos de Chile) fueron fundamentales en esta tarea”. También afirma: “Sin lugar a dudas, esta terrible crisis nos ha obligado a todos a aprender a llevar adelante el proyecto educativo “en línea” que hasta marzo eran horizontes imposibles siquiera de imaginar”.

Además, de aprendizajes concretos, este año ha producido muchas acciones positivas, así lo explican los rectores y directores de estos establecimientos. “El contacto con las familias, a través de sus profesores jefes, quienes sin problema (aunque antes no se podía) estuvieron dispuestos a usar sus celulares para comunicarse con ellos. Ha habida una excelente disposición de TODOS, una entrega total, nadie puso peros, se ofrecieron, llamaron…eso deja alegría en el corazón y también mucho agradecimiento de los apoderados”, concluye Enriqueta.

Comentarios

Todos los campos son obligatorios.

0 Comentarios